7 sept 2011

Pastas y té

Intento acariciar tu fantasma y el reflejo hace ondas en mi té.

Nunca estás ahí cuando me giro para sonreirte de nuevo y tengo que echar mano de esa botella que me hace pequeña hasta desaparecer. Entre la hierba del jardín de atrás, el pequeño gato loco juega conmigo como con una ratita de juguete y tu sonrisa llena la pantalla, la habitación, la casa, la calle y desborda todo a su paso de camino a tu casa.
Cuando parece que te tengo al alcance de la mano tu piel se me escapa entre los dedos como arena derramada hasta las grietas del negro asfalto y sólo me queda buscar un pastel para hacerme grande y fuerte, para poder verte desde la distancia y sentirte tan pequeño que no me duelas tanto.

A veces, hay días tristes en los que una sombra llora y se inúnda la madriguera hasta el espigón de los gatos. Y sientes que llueve sobre mojado.

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